Seamos elegantes: el Barça acaba de ganar el triplete y una hora después escribo estas líneas. Hay que felicitarle. Hoy por hoy es el mejor, cosa que ha sido casi siempre el Madrid. La vida es cíclica y ahora les toca disfrutarla .
El día 1 de junio, el Real tendrá nuevo presidente. No un “conseguidor”, simplemente Florentino Pérez. Su historia le sitúa en una tesitura difícil: es normal que muchos piensen que se sacará de la chistera un montón de futbolistas y el Madrid empezará a remontar fácil. Le van a pedir muchos (o esperar al menos) que el equipo que va a formar gane el primer partido de Liga por 5-0, haciendo encaje de bolillos y cosas raras como que el delantero centro haga la vertical sobre el larguero. Y no es eso. A Florentino hay que pedirle primero que recupere la tranquilidad institucional y mejore la imagen del club. Y luego que ponga las bases para un buen futuro, desde la cantera al primer equipo. Le deberían dar tiempo todos los madridistas. El rival es de bigotes y lo que el nuevo Madrid necesita, además de comprar calidad, es calma y tranquilidad. Zamora no se tomó en una hora, pero se acabó tomando.
El reto es apasionante, claro. Pero la historia está para algo e indica que el Madrid siempre acaba volviendo y situándose por encima de los demás. Se abre un periodo interesantísimo con el club rehaciéndose en muchas de sus parcelas para volver a eso, a reescribir una historia inigualable pese a que hoy, y más en Cataluña, esto sea lo más parecido al Apocalipsis.
Toca aguantar, pero con la cabeza fría: hay una tarea enorme por delante y una seguridad, que esto cambiará. Si pueden tómense unos días de vacaciones: el cuerpo se lo agradecerá. Empieza la reconquista.
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