VENGANZA (Por Miguel Queipo de LLano)

Por fin ha terminado esta temporada horrible. Un curso futbolístico en el que no hemos podido hacer otra cosa que poner buena cara al mal tiempo, tragar saliva y salir del paso lo mejor posible. Escribo estas líneas a 35 minutos de la segunda aparición pública de Florentino Pérez, el día después del tercio barcelonista (9 a 3) y con la vergüenza de ver al Madrid, a nuestro Madrid, todos los días de juzgado en juzgado. Y para colmo, entre la crisis económica y el miedo atroz a enfrentarse al ex presidente en las urnas, nos han dejado sin elecciones, nos han hurtado el debate a nosotros, a los madridistas. Algunos estarán dando saltos de alegría por ello, pero no yo.

No habrá ni campaña electoral, salvo sorpresa, y una vez más (y van…) no vamos a poder decidir nuestro futuro. No podremos decidir entre proyectos galácticos o terrenales; no podremos elegir entre un Bernabéu con techo o un paraguas y un abanico con cada entrada… Y uno comienza a estar harto de aguantar siempre lo mismo. En las anteriores elecciones, puede que ganase una lista que no era la favorita de los socios, algo que tendrá que dictaminar la Justicia. Ahora, al no haber más candidato que Pérez, volvemos a no poder elegir el rumbo de un Madrid que, más que le pese a algunos, es un club y no una empresa. En una empresa jamás se cuenta con los sentimientos y aquí los sentimos infinidad de veces a diario. Por eso damos la vida por nuestro Madrid. La vida, el dinero, la familia y la salud.

Pero aún y así, y dando por hecho que Pérez y su propuesta nos gobernarán en principio por cuatro años (tal vez más, tal vez menos, cualquiera sabe) y que será nuestro próximo presidente, conviene no perder el foco de la vergüenza, la que todos hemos sentido esta campaña. E incrementada además por el hecho de que han sido unos que no están acostumbrados a ganar los que nos han mojado la oreja. Esa vergüenza debe tener su venganza. Y yo la quiero ya, no quiero esperar ni un minuto. ¿Qué la venganza se sirve fría? Sí, en la Edad del Hielo. Pero esto es el Siglo XXI. Así que Florentino, toma nota.